
La propolis es una sustancia resinosa y pegajosa que las abejas recogen de las plantas y utilizan para proteger la colmena de patógenos y enemigos. Se encuentra en la mayoría de las colmenas de abejas y se utiliza para sellar grietas y reforzar la estructura de la colmena. Las abejas mezclan la propolis con cera y polen para formar una masa que se utiliza para rellenar y sellar las grietas y los agujeros en la colmena.
La propolis ha sido utilizada por diferentes culturas durante siglos como un remedio natural para una variedad de afecciones de la piel y del sistema respiratorio. Es difícil determinar quién fue el primer humano en descubrir las propiedades de la propolis, ya que es posible que haya sido utilizada de manera espontánea por las abejas durante mucho tiempo antes de que los humanos comenzaran a usarla.
Sin embargo, se cree que la propolis fue utilizada por los egipcios para embalsamar a sus muertos y se ha encontrado evidencia de su uso en la medicina tradicional china y griega antigua. Durante la Edad Media, la propolis fue utilizada para tratar una variedad de afecciones, como heridas y enfermedades de la piel, y se ha seguido utilizando en la medicina tradicional de diferentes culturas alrededor del mundo hasta la actualidad.
La propolis también se ha utilizado tradicionalmente como un remedio natural para una variedad de afecciones de la piel y del sistema respiratorio. Se ha demostrado que la propolis tiene propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas y antioxidantes, y se ha utilizado para tratar infecciones, heridas y otras afecciones de la piel. También se ha utilizado para aliviar los síntomas de enfermedades respiratorias como el resfriado común y la bronquitis.
¿Gripe? No gracias
En general siempre se ha utilizado la propolis para tratar catarros de las vías respiratorias altas, resfriado común, sinusitis, gripe, otitis, laringitis, bronquitis, asma bronquial, neumonía crónica, tuberculosis pulmonar…
Propiedades antimicrobianas
Se ha demostrado que la propolis tiene propiedades antimicrobianas, lo que significa que puede ayudar a matar o controlar el crecimiento de microorganismos como bacterias, hongos y virus.
La propolis tiene actividad antimicrobiana contra una amplia variedad de patógenos, incluyendo bacterias como Escherichia coli, Staphylococcus aureus y Salmonella typhi, así como hongos como Candida albicans y Aspergillus niger. También se ha demostrado que la propolis tiene actividad antiviral contra virus como el virus de la influenza y el virus del herpes simple.
Propiedades antiinflamatorias
Se ha demostrado que la propolis tiene propiedades antiinflamatorias, lo que significa que puede ayudar a reducir la inflamación en el cuerpo. La inflamación es una respuesta del cuerpo a lesiones o infecciones y puede ser una parte normal y necesaria del proceso de curación. Sin embargo, en algunos casos, la inflamación crónica puede ser perjudicial para la salud y puede contribuir a la aparición de enfermedades como la enfermedad cardiovascular y la diabetes.
La actividad antiinflamatoria de la propolis se ha utilizado tradicionalmente como un remedio natural para tratar afecciones inflamatorias como heridas, quemaduras y enfermedades de la piel. También se ha utilizado, como ya dijimos anteriormente, para aliviar los síntomas de enfermedades respiratorias como el resfriado común y la bronquitis, que a menudo están asociadas con la inflamación de las vías respiratorias.
Propiedades antioxidantes
La propolis puede ayudar a proteger las células del daño celular causado por los radicales libres. Los radicales libres son moléculas altamente reactivas que pueden dañar el ADN y otras estructuras celulares y están implicados en el proceso de envejecimiento y el desarrollo de enfermedades crónicas como el cáncer y las enfermedades cardíacas.
Se ha demostrado que la propolis tiene actividad antioxidante en una variedad de modelos animales y se ha utilizado tradicionalmente como un remedio natural para proteger la piel contra el daño celular y el envejecimiento prematuro.
La propolis se puede encontrar en varios formatos en los herbolarios y otras tiendas de productos naturales. Algunos de los formatos más comunes incluyen:
– Cápsulas: las cápsulas de propolis se venden como suplementos dietéticos y se toman por vía oral. Las cápsulas suelen estar hechas de un material vegetal y se rellenan con polvo de propolis.
– Extracto: el extracto de propolis se vende como un líquido y se puede tomar por vía oral o aplicar directamente sobre la piel. El extracto de propolis se obtiene mediante el proceso de extracción de la propolis con un solvente, como el alcohol.
– Aceite de propolis: el aceite de propolis se vende como un aceite esencial y se puede usar para masajes o inhalación. El aceite de propolis se obtiene mediante la infusión de propolis en un aceite vegetal.
– Pasta de propolis: la pasta de propolis se vende como un producto de cuidado de la piel y se puede aplicar directamente sobre la piel. La pasta de propolis se obtiene mediante la mezcla de propolis con una base hidratante, como la cera de abejas o el aceite de coco.
– Sprays de propolis: los sprays de propolis se venden como productos para el cuidado de la piel y la salud y se pueden aplicar directamente sobre la piel o inhalar. Los sprays de propolis suelen estar hechos de una mezcla de propolis y agua y pueden ser útiles para tratar afecciones de la piel y las vías respiratorias.
– Caramelos de propolis: los caramelos de propolis se venden como suplementos dietéticos y se toman por vía oral. Los caramelos de propolis suelen estar hechos de una mezcla de propolis, azúcar y otras sustancias saborizantes y pueden ser útiles para aliviar los síntomas de enfermedades respiratorias como el resfriado común y la bronquitis.
¿Qué diferencia hay entre própolis y propóleo?
La própolis es la sustancia resinosa y pegajosa utilizada por las abejas para proteger la colmena, mientras que el propóleo es un producto derivado de la própolis que se obtiene mediante el proceso de extracción. Ambas sustancias tienen propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y antioxidantes y se han utilizado tradicionalmente como remedios naturales para una variedad de afecciones de la piel y del sistema respiratorio.